lunes, 10 de diciembre de 2007

María y la ciencia moderna

Aragón Lberal  10.12.2007. María y la ciencia moderna, por Laureano López, L.C.


 

María, de ciencia, seguramente sabía poco. Sin embargo, no necesitaba de modernos ultrasonidos o de ecografías tridimensionales, para darse cuenta de que, después del anuncio del ángel, aquello que llevaba en su seno era más que un conjunto de células. Era la presencia de Dios hecho carne.


  

 Laureano López, L.C.

 


La ciencia obstétrica moderna nos muestra, científicamente, la existencia de un aspecto dinámico en la relación de la madre con el hijo durante el embarazo. Este avance científico, de alguna manera, nos puede ayudar a profundizar en el misterio de la encarnación. ¿Cómo sería la relación de Cristo con su Madre mientras estuvo en su vientre?


María, en su seno, recibió física y biológicamente a Cristo. Le acogió en lo que sería su primer hogar en el mundo. Le brindó un lugar cálido, acogedor, seguro. Ella vivió, sin lugar a dudas, una experiencia bellísima de maternidad. Existió un profundo diálogo Madre-Hijo. En ese ambiente, donde el Hijo se sabe amado, la Virgen le compartía de su vida y la Vida transformaba a su Madre. ¡Qué relación tan profunda, tan intensa! María vivía plenamente, desde el fondo de sus entrañas, aquellas palabras que había escuchado del ángel: ¡Alégrate, llena de gracia!


¡Qué felicidad habrá sentido aquel Niño cuando percibió por primera ver la voz de su Madre y pudo palpar los latidos de su corazón! ¡Qué alegría cuando escuchó las conversaciones llenas de esperanza entre María y José! ¡Con qué emoción recibió el saludo y las bendiciones de Isabel! ¡Qué paz cuando oyó aquel canto del Magnificat, que resonó en su interior como música celestial!


Cristo llegó al mundo y tuvo una casa en el seno ardiente de su Madre. Los hombres, en Belén, le dimos una cueva por mesón, pero ahora podemos ofrecerle una mejor estancia en nuestro corazón.