Es joven nuestra democracia, pero no por ello sus políticos dejan de aburrirnos con sus improntas expresivas. De todas las reacciones que ha generado en las huestes socialistas, sobre la admisión a trámite del TSJA por vulneración de derechos fundamentales de la Educación para la Ciudadanía (Epc), las del delgado del Gobierno en Andalucía se lleva la palma.
Sin desmerecer la del propio presidente Manuel Chaves al que achaca a la falta hasta ahora de la asignatura de la EpC como biblia del progresismo, el por qué persisten la violencia de género o los accidentes de tráfico, para nada empañan la de todo un máximo responsable de la seguridad en Andalucía, Juan José López Garzón. Un "atentado contra la sociedad civil" es tratar de impedir que se ponga en marcha esta asignatura, dice López Garzón.
Crimen, terror o atentando, desconozco la relación con educar a niños en valores con los que sus padres no están de acuerdo.
A menos que la hipótesis de partida - de Chaves- sea que aquellos terroristas que se pasean con vehículos cargados de explosivos, lo hacen por no haber estudiado EpC.
Como el cacareado respeto de nuestros políticos a las sentencias judiciales es firme, eso al menos dicen siempre, el atentado no lo haría el máximo tribunal andaluz por admitir a trámite el recurso, sino estos malvados padres que deben haberlo engañado.
Iban armados con leyes y la Constitución, los muy terroristas. ¿Objetar por querer educar a tus hijos según valores religiosos o filosóficos en sintonía con la Constitución?.
Eso no es objeción de conciencia, eso es un atentado de objeción. ¿Qué harán los responsables de la seguridad del Estado si como es previsible se realice una macromanifestación en contra de esta asignatura?. Mal color tiene el asunto, si a lo del atentado se le suma ese delito -descrito por Conde-Pumpido- que era ir a una manifestación con actitud vociferante; vulnerando además los decibelios máximos que pueden ser sobrepasados que se argumentó una vez en Sevilla para obstaculizar una manifestación de víctimas del terrorismo.
A la Audiencia Nacional, terroristas de la objeción.
José Carlos Navarro Muñoz.