Monjes budistas de Myanmar
Por: Emiliano Quílez en Aragón Liberal
Nos lo tiene dicho: las religiones atizan los conflictos políticos, cuando no los crean; hay que evitar toda injerencia de las ideas y movimientos religiosos en la vida pública; los clérigos deben quedarse en el templo... "ahora los budistas"
Nos lo tiene dicho: las religiones atizan los conflictos políticos, cuando no los crean; hay que evitar toda injerencia de las ideas y movimientos religiosos en la vida pública; los clérigos deben quedarse en el templo, sin interferir con sus pronunciamientos n la esfera civil; y los políticos tienen que olvidarse de sus creencias al hacer las leyes. Pero ahora resulta que si los que salen a la calle son los budistas, llevan túnica granate y la cabeza rapada, y protestan contra una junta militar, son unos héroes cívicos. La "revolución de los monjes en Myanmar está siendo jaleada con entusiasmo también por la prensa y los poderes más alérgicos a la religión. El movimiento, que empezó como una protesta contra una elevación del combustible decidida por el gobierno, tomó después un cariz netamente político, para reclamar la democratización del país y la reconciliación nacional. La junta militar ha reaccionado conforme al patrón tradicional de una dictadura: acusa a los movimientos de inmiscuirse en la política, de provocar un conflicto, y de intentar subvertir las leyes. Reprensión violenta y censura informativa son sus únicos recursos. Por el contrario la prensa extrajera transmite una visión muy positiva de la postura de los monjes. La misma UE, tan reacia a la presencia de lo religioso en la vida pública, ha expresado su "solidaridad y admiración hacia los valerosos monjes y monjas y otros ciudadanos que ejercen su derecho a manifestarse pacíficamente". Emiliano Quílez