viernes, 1 de junio de 2007

Y si hubiese una entidad supranacional que velase para proteger la dualidad del matrimonio y tantas otras cosas evientes.

Alguien tiene que velar para que no se niegue lo evidente y se oprima al pueblo con sectarismos como los contenidos ministeriales de la Asignatura de la Educación para la Ciudadanía.


Necesidad de una entidad supranacional que vele por la democracia

 

¿No supone una falta de responsabilidad, negar el carácter de dualidad de sexo al matrimonio? ¿Puede haber un matrimonio sin hombre y mujer? Como dice Josep Miró y Ardévol, "el padre y la madre actuando como pareja son el sustrato necesario para la educación del niño. No se puede enviar el mensaje de su escasa significación sin pagar los costes".


Negar la verdad de las cosas, denota en los soberanos,   espíritu soberbio y  prepotencia,  abuso de poder y  desprecio al pueblo. ¿No es lo que está haciendo ahora el PSOE? "Dime con quién andas y te diré quién eres"- dice el refrán-. Los socialistas se han aliado con partidos de origen marxista, partidos que por su origen y ideología jamás amaron la verdad ni la democracia.   ¿Será por eso por lo que buscan imponer una idea de familia contraria a la verdad, sin respeto a las convicciones de los padres sino contra ellas?


Quieren, con Educación para la Ciudadanía, imponer por la fuerza a nuestros hijos, la ideología de género de Marx y de las feministas radicales seguidoras del pseudofilósofo alemán, esa parte de la teoría marxista que no se atrevieron a experimentar en la Rusia soviética por ser demoledora de la sociedad. Creo que los padres deben actuar unidos para que quienes nos gobiernan no puedan gobernar las almas de nuestros hijos, anulando nuestra autoridad. Es un deber de justicia y amor el no consentir los tamaños despropósitos de Educación para la Ciudadanía, que no es educación sino corrupción de menores, como puede observarse en los libros que pretenden introducir en las escuelas.   Sinceramente  creo que debe haber un organismo supranacional de justicia al que recurrir cuando en las naciones que se denominan democráticas se ejerce una dictadura, cuando no se respeta el alma de los niños y se pretende corromper su tierno espíritu.

 

María López.