Amnistía internacional se suma al carro de la cultura de la muerte.
   
    
   Cambiaron   la camiseta. Mirando con atención al bebé non nato, ¿puede haber una entidad   que aconseje su destrucción?
   
   Amnistía Internacional considera al aborto como un "derecho" en caso de   violación, incesto o peligro para la vida materna, es decir, que una entidad   que se había convertido en garante de los derechos humanos se los retira,   mejor dicho, deja de reconocérselos a los más indefensos e inocentes, a los no   nacidos.
   
   
   No sólo los tres supuestos que ya reconocen sino que, según  Brown,   "vamos a hacer llamamientos a la despenalización del aborto" a nivel mundial,   porque "ninguna mujer debería sufrir prisión ni pena legal alguna como   resultado de buscar un aborto o tenerlo". Estas palabras dejan claro que AI   (Amnistía Internacional) ha abandonado su neutralidad en el tema  del   aborto y ya no podrán continuar llevándolo en secreto.
   
   El mismo Widney Brown ha aclarado que AI no apoya el aborto como un "derecho   fundamental", porque las leyes internacionales de derechos humanos no lo   incluyen. Pobres no nacidos, ni quien decía defender los derechos de todos los   humanos, defiende ya el primero y fundamental, el derecho a la vida. Caer tan   bajo les debería dar vergüenza a quienes aún se llaman Amnistía Internacional,   esa Asociación pro derechos humanos fundada el Domingo de la Santísima   Trinidad de 1961 por un católico converso y convencido, Peter Benenson. Con   razón los Obispos de Canadá y de Inglaterra,  recordando al   fundador de AI, protestan enérgicamente. Y yo que siempre estaba dispuesto a   colaborar con AI... ¡Qué frustración!
   
    
   Jesús   Domingo
    
