Nuevos paganismos
El progreso tecnológico, el avance de la ciencia y el dominio de la genética ha promovido la autocomplacencia del hombre y su ascensión a un pedestal del que primero ha desalojado a Dios. El, artífice de la belleza, perfección y orden intelectual presentes en toda naturaleza ha sido repudiado en nombre del mito del progreso perenne e irreversible, que paradójicamente empuja al hombre hacia atrás. Si bien en la vida espiritual no hay una nueva época a la que llegar pues todo se resume en Cristo, asombrados de nuestro poder de alterar y someter las leyes a nuestro antojo, vivmos ajenos a las grandes desgracias que asolan el mundo: guerras, hambre, epidemias, pobreza, abandono, abortos masivos que sumen al mundo en el hielo del desamor. Descubrir el mensaje del Evangelio daría la vuelta a lo que hoy se valora: aquello que aplaca los sentidos pero olvida las necesidades del alma. Quizá por ello renazcan los nuevos paganismos, las viejas idolatrías que quieren ocupar el lugar de tantos crsitianos que desertaron un día de la Iglesia que los alimentó y los mantuvo como una Madre, enseñándoles a amar al prójimo como a uno mismo.
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Piedad Sánchez de la Fuente