lunes, 4 de junio de 2007

Es tiempo de decisiones



En la actual situación de España, cuando el Gobierno del Estado se abroga la función de educarnos, de decirnos lo que tenemos que pensar, de definir lo que es para él un buen ciudadano y nos lo pretende imponer, hay que reclamar la autonomía de la inteligencia.

Cuando el Gobierno del Estado se rige por el relativismo ético, donde no hay ni bien ni mal sino todo es definición del Parlamento es el momento de recordar los diez mandamientos, en especial aquellos relacionados directamente con la convivencia: no matar, no robar y no mentir, además del no desear la mujer de tu prójimo, y el honor debido a padres y personas venerables, y ¿por qué no? a Dios creador.

Cuando el Gobierno de España ha optado por un ateismo militante, habría que reaccionar para defender la conciencia individual y los derechos individuales y colectivos, sabiendo que la construcción del Estado es algo artificial motivado por la necesidad de unir esfuerzos en la batalla por el bien de todos, y que la familia es una institución natural insustituible e inalterable.

Es, realmente, como dice Manuel de la Hera, el tiempo de las decisiones, que no decida otro por tí. frid.

Es tiempo de decisiones, por Manuel de la Hera.


Siempre hay que estar decidiendo o, cuando menos, preparado para decidir. Las cuestiones que han de ser afrontadas, por cada persona, se presentan una tras otra casi sin solución de continuidad y hay que resolver sobre la marcha y ésta no siempre la fija uno mismo sino otros. Y no sólo hay cuestiones que afectan a una sola persona, sino que hay otras muchas que tienen carácter colectivo, social, de conjunto, global o de cualquier otra denominación que, todas ellas, implican la necesidad de estar al día en esas cuestiones que son complejas y en ocasiones muy complicadas. Hay que entrar en ellas con ánimo decidido de conocerlas con exactitud, a sabiendas que ello supone esfuerzo y hasta disminuir algún que otro tiempo de descanso o recreo. Es mucho lo que hay que dar de sí, cada día más, pero debe alentarnos el saber que ese esfuerzo, duro a veces, beneficia al conjunto de la sociedad.


Se trata de mejorar y tener a punto, en cada momento, la capacidad de reacción de la sociedad para que, en todo tiempo y cualesquiera que sean las circunstancias, no se sufran daños de consideración y tampoco otros que pudieran ser menos importantes. La sociedad se debilita cuando deja de observar y analizar lo que hay más allá del momento presente, mecida en el disfrute de unas buenas condiciones actuales y sin preocuparse por la solidez de los fundamentos de esa situación. La vida de la sociedad, como la de la persona, se desarrolla día a día, con su amanecida y su ocaso, con su ilusión y en ocasiones fracaso, con sus signos de afirmación y también de negación. El análisis sereno y profundo de todo cuanto rodea a la sociedad, de la que se es parte, es obligación para que toda persona pueda decidir justamente.


Es hora de saber, con claridad, hacia donde se quiere ir. Las nebulosas no ofrecen las necesarias condiciones de seguridad para encaminar hacia ellas a toda una sociedad: sería un engaño de consecuencias nada gratas. Las decisiones que se necesitan han de estar basadas en bases muy bien aseguradas. No es tiempo para actuar improvisando. Los puntos de vista, personales o de grupo, han de someterse a una evaluación constante con lo que la realidad va mostrando y con los argumentos que ofrecen otros puntos de vista. No se puede hablar de la atención a la sociedad si no se valora, adecuadamente, todo cuanto en ella existe o se hace notar. La necesidad de decidir bien, que es obligación básica para toda persona libre amante de esa condición, requiere que se analice muy seriamente y con el máximo detalle todo cuanto se refiere a esa necesaria libertad. La dignidad de la persona así lo demanda.


Hoy día es necesario salir fuera de uno mismo, tanto para aprender como para poder dar a conocer lo que otros pueden, tal vez, ignorar. La relación humana es fundamental para el desarrollo de toda sociedad que ame la libertad.


Es tiempo de decisiones; es tiempo de abrir el corazón y la mente para mejor comprender cuanto en el mundo ocurre y ayudar a vivir con la dignidad de personas libres.


Manuel de la Hera Pacheco.- 1.Junio.2007