martes, 6 de febrero de 2007

La inseguridad del preservativo. Dítelo, díselo

Póntelo, pónselo, ¿seguro?


El fomento del llamado sexo seguro a través de las campañas que ministerios como el Sanidad, que previsiblemente se verá reforzado ahora en los colegios a través de la adoctrinadora Eduación para la Ciudadanía, debería partir de una serie de datos poco conocidos. La porosidad del preservativo de látex es tal que en un tercio de pruebas (1992, R. F. Carey) filtraba partículas 110 nanómetros (nm) de diámetro similar a la del virus del sida (VIH). Las membranas de los preservativos de látex no son uniformes, con huecos y pliegues (1997, B. A. Rosenweig), con 70% de fallas, 50% anomalías, 10% fisuras, 38% cavidades y 37% de pliegues, de las muestras analizadas. El látex se degrada perdiendo flexibilidad con posibilidad de roturas (1989 por L. J Clark, R. P. Sherwin y R. F. Backer) por el ozono atmosférico, sol, humedad y su no utilización a corto plazo.

La revista Family Planning Perspectives (1992), estudia que el 17% de los preservativos se resbalan, caen o rompen al retirarse durante una relación sexual; aumentando al 22% (A. Messiah) si las relaciones son entre homosexuales. La falibilidad demostrada del preservativo en lo que llaman sexo seguro, se ve multiplicada proporcionalmente en función de la conciencia creada de seguridad, que genera a su vez un aumento en el número de relaciones. El interés del Gobierno por la educación sexual y sus campañas de sexo seguro, requerirían cuando menos de campañas informativas de este tipo de datos porcentuales de seguridad. No vendría mal aumentar semáticamente el eslógan, con un "Póntelo, pónselo...¿seguro?"

José Carlos Navarro Muñoz.

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