sábado, 3 de febrero de 2007

Documento: la estrategia de los demócratas de Estados Unidos para dividir a los movimientos pro vida

Una estrategia en la que no hay que caer. Intento de los demócratas americanos para dividir a los pro-vida.

Dividiendo y satanizando a pro-vida

Joseph D´Agostino

De Population Research


Los líderes demócratas en el Congreso han empezado la siguiente fase de su nueva estrategia para dividir y satanizar a los norteamericanos pro-vida muy sigilosamente. Esta estrategia tiene como objetivo los Centros de Embarazo en Crisis(CEC)debido al tremendo éxito conseguido. Esta estrategia es dirigida por el republicano Henry Waxman (de California), quien fuera elegido nuevo presidente del Comité de Supervisión y Reforma del Gobierno del Congreso gracias a los resultados de las últimas elecciones de otoño. Para Waxman y otros los CEC's son un fastidio porque en ellos se les habla a las mujeres sobre la incuestionable conexión existente entre aborto y cáncer de seno. Waxman también es el hombre clave de los demócratas contra la enseñanza a los niños de abstinencia de relaciones sexuales. Aún yendo contra los CEC, es improbable que divida a los pro-vida y nos satanice más de lo que ya asume la base de votantes demócratas.



Para el Republicano Henry Waxman los CEC's son un fastidio porque en ellos se les habla a las mujeres sobre la incuestionable conexión existente entre aborto y cáncer de seno.


Además de ello se opone a que se enseñe a los niños de abstenerce de relaciones sexuales.Más siniestro aún es el asunto de la anticoncepción. Luego de haber aprendido dolorosamente que promover el aborto de forma descarada les hizo perder votos, los demócratas en la elección pasada completaron un ciclo. Intentaron aparecer como moderados en el asunto e incluso reclutaron un número suficiente de candidatos pro-vida en su carrera al Congreso y lo lograron con considerable éxito. Ahora que han tomado el control del Poder Legislativo norteamericano deben aparentar preocupación por reducir el aborto, pero no están haciendo nada que realmente pueda reducirlo ni nada que afecte a sus bases fanáticamente pro-muerte.

Simultáneamente han ido apartando a los verdaderos norteamericanos pro-vida de las mentes de los llamados "grises", es decir aquellos que no tienen una posición de blanco o negro respecto al aborto. Éstos son los votantes americanos a quienes el aborto les produce náuseas pero no desean que sea penalizado y son susceptibles de ser convencidos por cualquiera de los bandos en torno al aborto. La mayoría de los "grises" ven como extremistas desagradables a ambos bandos, tanto a personajes como Bárbara Boxer de NARAL que incluso defienden el aborto de nacimiento parcial como a los más radicales activistas anti-aborto que creen que cada niño por nacer debe ser salvado sin importar los inconvenientes que pueda haber.

Debido a Roe vs. Wade y el panorama político actual, excluir la mayoría de abortos no está en la agenda de los congresistas pro-vida por el momento. Las fuerzas favorables al aborto han encontrado otra manera de hacer daño, en más de una forma. Su aproximación no sólo divide y sataniza a los pro-vida, sino que podría ayudar a multiplicar enfermedades de trasmisión sexual entre los jóvenes, aumentando así su angustia psicológica e inflando el número de abortos.

El plan de los demócratas está pensado en fases. Lo primero es promover la anticoncepción como medio para reducir el aborto y a la vez vigilar a los pro-vida, quienes saben que la anticoncepción aumenta el aborto. Lo segundo es lograr, con ayuda de los medios, que cualquier tipo de oposición a conseguir más fondos federales para programas contraceptivos sea vista como extremismo hipócrita de parte de los pro-vida. Por supuesto, un plan para reducir el aborto mediante el incremento de los anticonceptivos tiene más aceptación social y es altamente persuasivo. Más anticoncepción significa menos embarazos indeseados, ¿cierto? Y menos embarazos indeseados significa menos abortos, ¿no es así? Esto luce muy obvio, de sentido común y práctico.

Sin embargo, a pesar de lo "lógico" que pueda parecer esta idea, la experiencia ha probado que es totalmente falsa. No se necesita estadísticas para saber esto, y esta vez me abstendré de ofrecerle un conjunto indeterminado de pruebas. Cuando el uso de anticonceptivos se expandió en los Estados Unidos durante los 70's también lo hizo el índice de abortos. La permanente promoción de la anticoncepción, que incluía la libre distribución masiva de condones a estudiantes de secundaria. Durante los 80's y 90's no redujo en nada el índice de abortos, el cual ha disminuido ligeramente en los últimos años y que coinciden con un aumento de actitudes a favor de la abstinencia y en contra del aborto entre la gente joven. Otros países han experimentado el mismo patrón: donde quiera que se ha expandido el uso de anticonceptivos de esa misma manera lo ha hecho el aborto. Raramente actúan uno después del otro pero jamás actúan en oposición.

¿Por qué sucede ésto? Por una razón: la anticoncepción no es muy efectiva. Algunos métodos trabajan bien en el laboratorio pero muy poca gente lleva su vida sexual en laboratorios. En el mundo real la anticoncepción falla todo el tiempo. De hecho un 53% de embarazos no planificados suceden en mujeres quienes estaban usando anticonceptivos.

Fundamentalmente es la mentalidad contraceptiva la que causa los abortos. Cuando una mujer o una adolescente deciden acostarse con hombres que no quieren tener niños, son ellas las que toman medidas para asegurarse que los potenciales niños nunca nazcan. Si la anticoncepción falla, entonces abortan. Y debido a que el aborto es fácilmente disponible, estas mujeres pueden estar tranquilas sobre el uso de los anticonceptivos sabiendo que existe una opción barata y legal para solucionar el "retraso". Mientras hombres y mujeres vean al sexo como una forma de diversión y a los niños como una desastrosa consecuencia de dicha diversión, la mentalidad contraceptiva seguirá produciendo una gran demanda de abortos. Esto no es sólo teoría, es lo que realmente ha sucedido en las últimas décadas una y otra vez, país tras país.

Esta semana The London Daily Mail presentó un excelente artículo acerca de este fenómeno. El encabezado decía "Tuve cuatro abortos a la edad de 17 años (y nunca escaparé de la culpa)".

El artículo narraba la historia de Louise Kelly, una chica de 23 años. "Con el amplio acceso de anticonceptivos a los adolescentes ¿por qué tenemos como resultado tantas chicas como Louise que terminan en clínicas de aborto una y otra vez?" preguntó el Daily Mail. "Estadísticas confidenciales del mes pasado revelaron que 100 chicas adolescentes estaban teniendo su segundo aborto en el mismo mes, otras abortos de tercer trimestre antes de alcanzar los 18 años. Al final una de las adolescentes tuvo seis abortos. Pero la historia de Louise no es más que un reflejo de nuestro tiempo en el cual los adolescentes se desarrollan en un ambiente moral donde el sexo, para algunos, se ha convertido más o menos en un deporte recreacional necesario y el aborto en la solución inmediata a las indeseadas consecuencias. Después de todo, cualquier adolescente menor de edad sabe que si olvidan tomar precauciones al tener relaciones sexuales pueden tener un aborto con la píldora del día siguiente sin necesidad del permiso de sus padres. Y si todo esto es legal no puede estar mal, ¿no es cierto?


Cualquier adolescente menor de edad sabe que si olvidan tomar precauciones al tener relaciones sexuales pueden tener un aborto con la píldora del día siguiente sin necesidad del permiso de sus padres.


Louise dijo "En esos días vi niñas de 13 años en el bus escolar quienes al minuto de haber dejado sus casas se quitaban sus jeans y polos de cuello para ponerse faldas cortas y diminutos tops. Todo ello me hacía sentir muy triste por ellas, pues recordaba que fue simplemente la presión social la que me hizo tener sexo a los 14 años. Sabía acerca de la píldora del día siguiente y de los condones pero fui muy inmadura para darme cuenta de las consecuencias de no protegerme a mi misma". Con esa falsa seguridad uno de sus embarazos no deseados resultó de un enamorado que usó condones durante sus relaciones.

Incluso algunos demócratas anti-aborto están promoviendo la estrategia a favor de la anticoncepción. El principal líder del nuevo Senado Harry Reid (de Nevada), quien dice oponerse al aborto, introdujo un proyecto de ley en el Congreso el primer día de este año. Este proyecto podría incrementar los fondos para la anticoncepción y la píldora del día siguiente. La Senadora Hillary Clinton y Tim Ryan (de Ohio), también opuestos al aborto, tienen un proyecto de ley que podría financiar más políticas anticoncepcionistas pero también provee ayuda a las mujeres quienes deciden llevar a término un embarazo no deseado. Esta suerte de proyectos de ley pueden dividir a los miembros pro-vida del Congreso y hacer lucir como extremistas y despiadados a aquellos que se les opongan.




El principal líder del nuevo Senado Harry Reid introdujo un proyecto de ley en el Congreso, el mismo que podría incrementar los fondos para la anticoncepción y la píldora del día siguiente.


Ellos deben recordar que la anticoncepción incrementa el aborto. También deben recordar que los anticonceptivos dan a los adolescentes una falsa sensación de seguridad que los conduce a conductas peligrosas que de otra manera no adoptarían, incluso si la eficacia de la anticoncepción es limitada al prevenir embarazos y enfermedades (y muchas formas de anticoncepción realmente incrementan el riesgo de contraer enfermedades, al menos para las mujeres). Además todas las formas de anticoncepción causan enfermedades. Por ejemplo no hay duda de que las píldoras anticonceptivas incrementan el riesgo de cáncer. Poner más píldoras en manos de las adolescentes significa el financiamiento federal para la matanza de mujeres norteamericanas.

Y ningún pro-vida puede apoyar la píldora del día siguiente (PDS),llamada de manera deshonesta "anticoncepción de emergencia". La PDS previene la implantación de un niño recién concebido y consecuentemente es un abortivo y no un anticonceptivo como quieren hacernos creer. Las píldoras anticonceptivas estándar también lo son. Es coherente que todas aquellas personas quienes se oponen al aborto deban oponerse a todos los medicamentos que transtornen la fertilidad. Tristemente Bob Casey el único nuevo Demócrata "pro-vida" en el Senado apoya la PDS, cuyos estudios han demostrado que no reduce la incidencia de abortos convencionales.

Los pro-vidas deben estar listos para estas controversias cuando el Sistema Democrático y sus aliados de los medios elijan exponerlos en la hoguera política norteamericana.


Joseph A. D'Agostino es Vice Presidente para las Comunicaciones del Population Research Institute.

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