sábado, 26 de mayo de 2007

El mito del progreso y la esclavitud a la que nos llevan.



Ellos saben que mienten
 
A poco que nos paremos a pensar en las ideas que tienen o parecen tener más fuerza en nuestra sociedad, nos damos cuenta que no están en armonía, ni de acuerdo, con los valores humanos que dignifican al hombre, y es que, a éste se le han subido a la cabeza sus propias ideas junto con el avance de la ciencia que ha conseguido y el dominio sobre la naturaleza, olvidando que es un ser creado por Dios y que en la vida del espíritu y de los verdaderos valores ya está todo dicho.

 No podemos dejarnos engañar por el mito del progreso perenne e irreversible, pues un progreso que le hace al hombre ir hacía atrás, es solo un progreso aparente.

A lo largo de la historia, hemos profundizado en el conocimiento de los misterios revelados por Dios al hombre, pero no inventamos cosas nuevas. En este terreno la cumbre del progreso se dió ya. Es Cristo, alfa y omega, principio y fin. En la vida espiritual no hay una nueva época a la que llegar, toda esta verdad se deja a un lado, admirados de habernos conocido, y asombrados de ver lo guapos, lo alto y lo inteligente que somos y de las cosas que descubrimos y de lo bien que alteramos las leyes de la naturaleza humana y el orden del universo. Somos los amos del mundo, y en nuestra presunción se nos olvida que tenemos los pies de barro, como aquel coloso de la antigüedad, y podemos caernos, y partirnos en mil pedazos, produciendo en nuestra caída las guerras, el terrorismo, el no querer por egoísmo erradicar el hambre del mundo, la falta de amor y tantas cosas más.

Para mi, este tiempo que me ha tocado vivir es el mejor, y no valen las añoranzas, ni tampoco pensar tanto en el futuro, que dejemos escapar el presente, el hoy, y ahora. En este momento hay que ser valientes, sin miedo a los que piensan en el dinero, en el poder, en el sexo, como valores absoluto del ser humano. Tenemos que descubrirles con palabras nuevas y antiguas a la vez, como es el Evangelio, un mundo de felicidad a través de la figura de Cristo y su doctrina. No hay nada más hermoso que las Bienaventuranzas, en donde Cristo dá la vuelta a los valores de aquella época. Pues, hoy lo mismo.

Digo todo esto, porque como no saben que inventar los que no creen en Dios, ni en el hombre, ahora va habiendo una corriente que quiere abrirse paso proclamando que hay que volver a los viejos dioses, a un nuevo paganismo, a la vieja idolatría del mundo antiguo, porque según ellos, el cristianismo ha empequeñecido al hombre, quitándole la libertad y matando su pensamiento. Ellos saben que mienten, pero no les importa siempre cuentan con incautos que se crean sus mentiras de superhombre de pacotilla.

Por eso, hay que hacer frente sin violencia, con la verdad en los labios y expresándole con la palabra y el modo de vida. No podemos quedarnos atrás.

Piedad Sánchez de la Fuente