Por: Jesús Domingo
Los planes para el nuevo Bachillerato aprobado por los responsables del Ministerio de Educación y Ciencia han producido una lógica alarma en el seno de la comunidad educativa ... una norma que amenaza con provocar un caos académico.
Los planes para el nuevo Bachillerato aprobado por los responsables del Ministerio de Educación y Ciencia han producido una lógica alarma en el seno de la comunidad educativa. Según el proyecto de decreto de enseñanzas mínimas los alumnos de primero de Bachillerato que suspendan menos de la mitad de las asignaturas no tendrán que repetir el curso completo, como sucede ahora con más de tres suspensos, sino sólo las materias pendientes. De este modo, dichos alumnos podrán matricularse también en algunas asignaturas de segundo, creando una especie de "curso puente" situado en tierra de nadie. Es bien sabido que España ocupa una posición muy discreta en todos los informes internacionales sobre calidad de la enseñanza media, y que el fracaso escolar está situado en niveles excesivamente altos. Si las cosas se ponen más fáciles, es evidente que muchos alumnos tendrán el pretexto perfecto para tomarse el curso con calma y dejar la tarea pendiente para el año que viene. Es absurdo equiparar a estos efectos el Bachillerato con la Universidad, puesto que la edad y el grado de madurez son muy inferiores, lo que hace imprescindible reforzar la capacidad de padres y profesores para estimular a los adolescentes en sus estudios. En definitiva, es muy probable que el Bachillerato de tres años sea la regla y no la excepción, como pretende una norma plagada de buenas intenciones, pero que amenaza con provocar un caos académico.