sábado, 24 de noviembre de 2007

El Papa: GARANTIZAR QUE NINGUNA PERSONA VUELVA A PASAR HAMBRE

Pro Vida Liberal 24.11.2007.El Papa anima a los poderes públicos a garantizar la seguridad alimentaria.


Por: Federico Rodríguez

En su discurso, el Santo Padre afirmó que "todas las formas de discriminación, y en particular las que bloquean el desarrollo agrícola, se deben rechazar porque son una violación del derecho fundamental de toda persona a ser "liberada del hambre". Estas ideas son de hecho exigidas por la naturaleza de vuestro trabajo en favor del bien común de la humanidad".



GARANTIZAR QUE NINGUNA PERSONA VUELVA A PASAR HAMBRE


CIUDAD DEL VATICANO, 22 NOV 2007 (VIS).-El Papa recibió este mediodía a los participantes en la XXXIV sesión de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).


  En su discurso, el Santo Padre afirmó que "todas las formas de discriminación, y en particular las que bloquean el desarrollo agrícola, se deben rechazar porque son una violación del derecho fundamental de toda persona a ser "liberada del hambre". Estas ideas son de hecho exigidas por la naturaleza de vuestro trabajo en favor del bien común de la humanidad".


  Benedicto XVI subrayó la "inquietante paradoja" de "la incesante difusión de la pobreza en un mundo que también experimenta una prosperidad inaudita, no solo en la esfera económica, sino también en el ámbito, en rápido desarrollo, de la ciencia y la tecnología".


  Obstáculos como "los conflictos armados, brotes de enfermedades, condiciones atmosféricas y medioambientales adversas y desplazamientos forzosos y masivos de personas", dijo el Papa, deberían motivar "para redoblar los esfuerzos para proporcionar a cada persona su pan cotidiano".


  "La Iglesia, por su parte -continuó-, está convencida de que la búsqueda de soluciones técnicas más eficaces en un mundo en continua evolución y expansión exige programas con visión de futuro que encarnen valores perennes enraizados en la dignidad y los derechos inalienables de la persona humana".


  El Santo Padre afirmó que "el esfuerzo conjunto de la comunidad internacional para eliminar la desnutrición y promover un desarrollo auténtico requiere necesariamente la transparencia de las estructuras de administración y supervisión, y una valoración real de los recursos necesarios para afrontar una gran variedad de situaciones diferentes. Esto exige la contribución de todos los miembros de la sociedad -individuos, organizaciones de voluntariado, empresas y gobiernos locales y nacionales- siempre con el debido respeto a los principios éticos y morales que son patrimonio común de todos los pueblos y el fundamento de la vida social".


  "Hoy más que nunca -aseguró el Papa- la familia humana necesita encontrar las herramientas y estrategias capaces de superar los conflictos causados por las diferencias sociales, las rivalidades étnicas y la gran disparidad en los niveles de desarrollo económico".


  "La religión, como potente fuerza espiritual para curar las heridas del conflicto y la división -prosiguió- da su propia y característica contribución a este respecto, sobre todo a través de la tarea de formar los corazones y las mentes de acuerdo con su visión del ser humano".



  El Santo Padre subrayó ante los dirigentes de la FAO que el "progreso técnico, si bien sea importante, no lo es todo", porque "debe insertarse en el contexto más amplio del bien integral de la persona y nutrirse constantemente del patrimonio común de valores que pueden inspirar iniciativas concretas encaminadas a una distribución más equitativa de los bienes espirituales y materiales".


  "Este principio -explicó- se aplica especialmente al mundo de la agricultura, donde el trabajo de los que a menudo se consideran los miembros mas "humildes" de la sociedad, debería ser reconocido y estimado".


  Benedicto XVI recordó al final de su discurso que "la destacada actividad de la FAO en favor del desarrollo y de la seguridad alimentaria, apunta claramente a la relación entre la difusión de la pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales, empezando por el derecho básico a una nutrición adecuada. Paz, prosperidad y respeto de los derechos humanos están inseparablemente unidos". "¡Ha llegado la hora -concluyó el pontífice- de garantizar, en nombre de la paz, que ningún hombre, mujer o niño vuelva a pasar  hambre!".


VIS 071122 (620)