Con el Presidente Obama, Pelosi y Reid, todos juntos impulsando el proyecto de asistencia médica, la lucha contra el Obamacare está muy lejos de haberse acabado.
No nos podemos quedar ahí: Reforma de la Asistencia Médica en Estados Unidos
¿Qué es lo que nos toca hacer, desde el Movimiento pro vida, sobre la Reforma de la Asistencia Médica en Estados Unidos?
De Population Research Institute
Doblándoles el brazo a los demócratas novatos y presionándolos hasta el límite, la Vocera de la casa Blanca Nancy Pelosi, logró ganar la aprobación del HR 3962 (proyecto de ley de Asistencia Médica) recién al finalizar el día. Y si bien es cierto que esa victoria de cinco votos fue muy estrecha y que algunos expertos opinan que la versión del proyecto de ley del Senado está muerta, sería un error quedarnos de brazos cruzados. Los demócratas pro aborto no se quedarán tranquilos viendo morir su proyecto de darles fondos federales al aborto. No cuenten con esto.
Con el Presidente Obama, Pelosi y Reid, todos juntos impulsando el proyecto de asistencia médica, la lucha contra el Obamacare está muy lejos de haberse acabado.
¿Podrá la presión de ambos imponer el financiamiento del aborto con el dinero de todos los contribuyentes americanos?
La izquierda está furiosa con San Fran Nan (apodo de Nancy Pelosi que hace referencia a su ciudad de origen San Francisco) por permitir una votación de la Enmienda Stupak, que establece que ningún programa de gobierno puede otorgar fondos para el aborto y que fuera aprobada por un amplio margen con apoyo bipartidaria.
Precisamente este amplio margen de aprobación ha hecho que Planned Parenthood y otros promotores del aborto, redoblen esfuerzos para mantener la línea abortista del Obamacare en el Senado de los Estados Unidos. Actualmente en el Senado estos abortistas cuentan con los votos de la mayoría de Senadores Demócratas y de dos Senadores Republicanos de Maine. Las enmiendas como la de Stupak dividen los votos abortistas. Por eso intentarán que Pelosi fuerce nuevamente a un voto partidario, esta vez sin enmiendas permitidas, dejando fuera cualquier iniciativa como la de Stupak.
Como he dicho, la batalla para mantener el aborto fuera del Obamacare no ha terminado. Nuestra negligencia ahora podría costar las vidas de muchos bebés.
Sin embargo, por el momento, el movimiento pro-vida puede con justicia enorgullecerse de su fuerza política. Si alguna cualidad es común a todos los políticos es que son realistas, y todos ellos han sido testigos del espectáculo de Pelosi y el Presidente Obama cediendo a la presión del movimiento pro-vida al interior de su propio partido. Es por eso que a pesar del enérgico apoyo de ambos a los abortos financiados con fondos federales, finalmente se retractaron a pesar de la ira que generaron en gran parte de la base demócrata.
No tengo duda que regresaran silenciosamente a insertar el financiamiento del aborto cuando previamente a la votación en el Senado ambos partidos discutan el tema con sus delegados en una reunión. En ese momento invocarán la lealtad al partido para ganar, pero esto les llevará tiempo.
Mientras tanto, debemos continuar oponiéndonos a cualquier reforma de la asistencia médica que viole los derechos de los trabajadores de la salud a la libertad de conciencia o que niegue a los ancianos el nivel de asistencia médica que están acostumbrados a recibir con el objetivo final de reducir a ese grupo poblacional. Tampoco deberíamos estar de acuerdo en dar un status legal permanente al financiamiento y protección de Planned Parenthood como lo hace el proyecto de ley actual. Nuestra meta debe ser suspender el financiamiento a la maquinaria del aborto por completo.
Creo que la AARP ha perdido una gran parte de sus miembros apoyando este proyecto de ley, dado que es la gente mayor de hoy quien sacrificará su calidad de asistencia médica para pagar esta extravagancia. Se puede decir lo mismo de la Asociación Médica Norteamericana, cuya mayoría de empresarios independientes no quieren convertirse en zánganos del gobierno, obligados a negar el tratamiento necesario a sus pacientes por burócratas anónimos. Ambas organizaciones, sin duda, verán reducir su lista de miembros en el futuro.
En cuanto al público norteamericano en general, existe un creciente escepticismo respecto a muchos aspectos de esta legislación. Reformas necesarias tales como el establecimiento de límites en indemnizaciones judiciales y la creciente competencia y portabilidad de los seguros se les desecha de plano en la legislación. Al mismo tiempo, sus 2,000 páginas crean docenas de nuevas burocracias para decidir qué clase de tratamientos se disponen y para quién. Incluso aquellos que no son pro-vida tienen serias dudas acerca de esta legislación en tales campos, como lo demuestran las encuestas.
Sin embargo, probablemente el proyecto de ley del Obamacare surgirá del Senado en algún momento sea cual fuere su texto final. Los Senadores defensores de la vida probablemente propondrán una enmienda parecida a aquella propuesta en la Cámara de Representantes por Bart Stupak y Chris Smith. Pero simplemente la prohibición del financiamiento del aborto, aunque es un paso necesario, está lejos de ser suficiente para redimir esta enorme e indigesta atrocidad del Obamacare. Todavía habrá muchas oportunidades para proponer, defender y luchar por mejoras a favor de la vida durante el proceso de las deliberaciones del Senado y en la aprobación final. El movimiento pro-vida debe participar en cada uno de los pasos de este recorrido.
Los defensores de la vida deben decidir ahora si realizando mejoras modestas al Obamacare producirán un proyecto de ley que puedan sobrellevar. Yo, por mi parte, no estoy seguro de cuantas enmiendas serían necesarias para sanear el proyecto de ley para que sus disposiciones ya no amenacen a los bebés por nacer y a los ancianos débiles. Una Enmienda Stupak claramente no es suficiente. No incluye la protección a la conciencia y no hace nada por prohibir la muerte acelerada (ver http://blog.aul.org/2009/10/30/analysis-of-life-provisions-in-h-r-3962/ ). Pero no es solamente eso. El proyecto de ley de la Cámara, por ejemplo, financia la educación sexual pornográfica para todos los estudiantes. Crea un Instituto de Medicina para estudiar y hacer recomendaciones al "Medicare", que puede ser el Caballo de Troya para introducir el racionamiento a ese sistema de asistencia médica (ver http://www.gop.gov/policy-news/09/11/04/values-policy-concerns-with-the).
Cuando el Senado finalmente apruebe el proyecto de ley, tanto éste como el proyecto de ley de la Cámara serán enviados a un Comité de Conferencia. El Comité de Conferencia se compondrá de Senadores y Congresistas que serán elegidos por los dirigentes de ambos partidos en la Cámara y el Senado. La labor del Comité será forjar los dos proyectos de ley en uno, llamado el proyecto de ley conciliado.
Aquí es donde las cosas se vuelven inciertas (otra vez). El Comité de Conferencia que estará dominado por los seleccionados por Pelosi y Reid, estará fuera del control de la opinión pública. Podría evacuar una legislación que se asemeje muy poco a la aprobada previamente por las dos cámaras. El proyecto de ley conciliado podía tener la cobertura del aborto, por ejemplo, aunque ni el proyecto de ley de la Cámara y ni del Senado contiene esta disposición. O podría tener una "opción pública" insertada, o penalidades más fuertes para los empleadores que no tienen seguro para sus empleados. Un "informante" con décadas de experiencia en Washington, lo expone sin rodeos: "¡Puede pasar cualquier cosa en un Comité de Conferencia!"
El proyecto de ley conciliado pasará, entonces, a la Cámara y al Senado para votación. Esta vez, ninguna enmienda será permitida. Los congresistas deben votar si o no. Puede imaginar los tipos de presión que se pondrá a la mayoría de Demócratas para votar por la línea del partido.
Esta votación final probablemente no sucederá hasta la Navidad, una época en que muchos norteamericanos se centrarán en la fe y la familia.
No pienso ser un simple espectador del debate en el Senado o distraerme de nuestro objetivo de proteger la santidad de la vida. Continuaremos exigiendo las enmiendas para mejorar el proyecto de ley.
Al mismo tiempo, te puedo decir honestamente que, no importa cuantas enmiendas sean aprobadas, no creo que esta atroz ley sirva a los intereses de los niños por nacer o de los ancianos, o al resto de nosotros.
Yo, por mi parte, no quiero nada del Obamacare.
Steven W. Mosher es el Presidente de Population Research Institute.
De Population Research Institute
Doblándoles el brazo a los demócratas novatos y presionándolos hasta el límite, la Vocera de la casa Blanca Nancy Pelosi, logró ganar la aprobación del HR 3962 (proyecto de ley de Asistencia Médica) recién al finalizar el día. Y si bien es cierto que esa victoria de cinco votos fue muy estrecha y que algunos expertos opinan que la versión del proyecto de ley del Senado está muerta, sería un error quedarnos de brazos cruzados. Los demócratas pro aborto no se quedarán tranquilos viendo morir su proyecto de darles fondos federales al aborto. No cuenten con esto.
Con el Presidente Obama, Pelosi y Reid, todos juntos impulsando el proyecto de asistencia médica, la lucha contra el Obamacare está muy lejos de haberse acabado.
¿Podrá la presión de ambos imponer el financiamiento del aborto con el dinero de todos los contribuyentes americanos?
La izquierda está furiosa con San Fran Nan (apodo de Nancy Pelosi que hace referencia a su ciudad de origen San Francisco) por permitir una votación de la Enmienda Stupak, que establece que ningún programa de gobierno puede otorgar fondos para el aborto y que fuera aprobada por un amplio margen con apoyo bipartidaria.
Precisamente este amplio margen de aprobación ha hecho que Planned Parenthood y otros promotores del aborto, redoblen esfuerzos para mantener la línea abortista del Obamacare en el Senado de los Estados Unidos. Actualmente en el Senado estos abortistas cuentan con los votos de la mayoría de Senadores Demócratas y de dos Senadores Republicanos de Maine. Las enmiendas como la de Stupak dividen los votos abortistas. Por eso intentarán que Pelosi fuerce nuevamente a un voto partidario, esta vez sin enmiendas permitidas, dejando fuera cualquier iniciativa como la de Stupak.
Como he dicho, la batalla para mantener el aborto fuera del Obamacare no ha terminado. Nuestra negligencia ahora podría costar las vidas de muchos bebés.
Sin embargo, por el momento, el movimiento pro-vida puede con justicia enorgullecerse de su fuerza política. Si alguna cualidad es común a todos los políticos es que son realistas, y todos ellos han sido testigos del espectáculo de Pelosi y el Presidente Obama cediendo a la presión del movimiento pro-vida al interior de su propio partido. Es por eso que a pesar del enérgico apoyo de ambos a los abortos financiados con fondos federales, finalmente se retractaron a pesar de la ira que generaron en gran parte de la base demócrata.
No tengo duda que regresaran silenciosamente a insertar el financiamiento del aborto cuando previamente a la votación en el Senado ambos partidos discutan el tema con sus delegados en una reunión. En ese momento invocarán la lealtad al partido para ganar, pero esto les llevará tiempo.
Mientras tanto, debemos continuar oponiéndonos a cualquier reforma de la asistencia médica que viole los derechos de los trabajadores de la salud a la libertad de conciencia o que niegue a los ancianos el nivel de asistencia médica que están acostumbrados a recibir con el objetivo final de reducir a ese grupo poblacional. Tampoco deberíamos estar de acuerdo en dar un status legal permanente al financiamiento y protección de Planned Parenthood como lo hace el proyecto de ley actual. Nuestra meta debe ser suspender el financiamiento a la maquinaria del aborto por completo.
Creo que la AARP ha perdido una gran parte de sus miembros apoyando este proyecto de ley, dado que es la gente mayor de hoy quien sacrificará su calidad de asistencia médica para pagar esta extravagancia. Se puede decir lo mismo de la Asociación Médica Norteamericana, cuya mayoría de empresarios independientes no quieren convertirse en zánganos del gobierno, obligados a negar el tratamiento necesario a sus pacientes por burócratas anónimos. Ambas organizaciones, sin duda, verán reducir su lista de miembros en el futuro.
En cuanto al público norteamericano en general, existe un creciente escepticismo respecto a muchos aspectos de esta legislación. Reformas necesarias tales como el establecimiento de límites en indemnizaciones judiciales y la creciente competencia y portabilidad de los seguros se les desecha de plano en la legislación. Al mismo tiempo, sus 2,000 páginas crean docenas de nuevas burocracias para decidir qué clase de tratamientos se disponen y para quién. Incluso aquellos que no son pro-vida tienen serias dudas acerca de esta legislación en tales campos, como lo demuestran las encuestas.
Sin embargo, probablemente el proyecto de ley del Obamacare surgirá del Senado en algún momento sea cual fuere su texto final. Los Senadores defensores de la vida probablemente propondrán una enmienda parecida a aquella propuesta en la Cámara de Representantes por Bart Stupak y Chris Smith. Pero simplemente la prohibición del financiamiento del aborto, aunque es un paso necesario, está lejos de ser suficiente para redimir esta enorme e indigesta atrocidad del Obamacare. Todavía habrá muchas oportunidades para proponer, defender y luchar por mejoras a favor de la vida durante el proceso de las deliberaciones del Senado y en la aprobación final. El movimiento pro-vida debe participar en cada uno de los pasos de este recorrido.
Los defensores de la vida deben decidir ahora si realizando mejoras modestas al Obamacare producirán un proyecto de ley que puedan sobrellevar. Yo, por mi parte, no estoy seguro de cuantas enmiendas serían necesarias para sanear el proyecto de ley para que sus disposiciones ya no amenacen a los bebés por nacer y a los ancianos débiles. Una Enmienda Stupak claramente no es suficiente. No incluye la protección a la conciencia y no hace nada por prohibir la muerte acelerada (ver http://blog.aul.org/2009/10/30/analysis-of-life-provisions-in-h-r-3962/ ). Pero no es solamente eso. El proyecto de ley de la Cámara, por ejemplo, financia la educación sexual pornográfica para todos los estudiantes. Crea un Instituto de Medicina para estudiar y hacer recomendaciones al "Medicare", que puede ser el Caballo de Troya para introducir el racionamiento a ese sistema de asistencia médica (ver http://www.gop.gov/policy-news/09/11/04/values-policy-concerns-with-the).
Cuando el Senado finalmente apruebe el proyecto de ley, tanto éste como el proyecto de ley de la Cámara serán enviados a un Comité de Conferencia. El Comité de Conferencia se compondrá de Senadores y Congresistas que serán elegidos por los dirigentes de ambos partidos en la Cámara y el Senado. La labor del Comité será forjar los dos proyectos de ley en uno, llamado el proyecto de ley conciliado.
Aquí es donde las cosas se vuelven inciertas (otra vez). El Comité de Conferencia que estará dominado por los seleccionados por Pelosi y Reid, estará fuera del control de la opinión pública. Podría evacuar una legislación que se asemeje muy poco a la aprobada previamente por las dos cámaras. El proyecto de ley conciliado podía tener la cobertura del aborto, por ejemplo, aunque ni el proyecto de ley de la Cámara y ni del Senado contiene esta disposición. O podría tener una "opción pública" insertada, o penalidades más fuertes para los empleadores que no tienen seguro para sus empleados. Un "informante" con décadas de experiencia en Washington, lo expone sin rodeos: "¡Puede pasar cualquier cosa en un Comité de Conferencia!"
El proyecto de ley conciliado pasará, entonces, a la Cámara y al Senado para votación. Esta vez, ninguna enmienda será permitida. Los congresistas deben votar si o no. Puede imaginar los tipos de presión que se pondrá a la mayoría de Demócratas para votar por la línea del partido.
Esta votación final probablemente no sucederá hasta la Navidad, una época en que muchos norteamericanos se centrarán en la fe y la familia.
No pienso ser un simple espectador del debate en el Senado o distraerme de nuestro objetivo de proteger la santidad de la vida. Continuaremos exigiendo las enmiendas para mejorar el proyecto de ley.
Al mismo tiempo, te puedo decir honestamente que, no importa cuantas enmiendas sean aprobadas, no creo que esta atroz ley sirva a los intereses de los niños por nacer o de los ancianos, o al resto de nosotros.
Yo, por mi parte, no quiero nada del Obamacare.
Steven W. Mosher es el Presidente de Population Research Institute.
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