martes, 22 de diciembre de 2009

La Navidad que casi no fué, por Lilian Calm

22.12.2009.

 


 

"Cada uno de esos niños, aún de meses, que sin saberlo celebraban con sus madres por primera vez el nacimiento del Niño Dios, podría no haber nacido. Tal cual. Más brutalmente, podrían haber sido abortados este año que termina". Escribe Lillian Calm.

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            Podrían no haber estado, pero ahí estaban junto a sus madres agrupadas en distintas mesas del jardín. Fue la típica fiesta de Navidad. Había pan de pascua y bebidas. Villancicos. Al centro, en un gran escenario, un Viejo de imponente barba blanca y traje rojísimo repartía  regalos a quienes por el micrófono llamaban uno a uno lista en mano. Cuántas fiestas así no se hacen en diciembre. Pero ésta tuvo un ingrediente único, que al menos a mí me hizo mella, mucha mella.

            Tanto que yo, que no pensaba escribir esta columna y que fui sólo porque muchas veces había hablado con mi amiga Teruca de su trabajo voluntario, debo reconocer que ha sido una de las mejores fiestas de Navidad a las que me han invitado. Al menos la de mayor contenido. Por eso al llegar y observar se me hizo, de verdad, un nudo en la garganta.

            Cada uno de esos niños, aún de meses, que sin saberlo celebraban con sus madres por primera vez el nacimiento del Niño Dios, podría no haber nacido. Tal cual. Más brutalmente, podrían haber sido abortados este año que termina.

            Sí. El trabajo voluntario de Teruca consiste en contestar el teléfono. Al otro lado de la línea hay siempre una madre embarazada predispuesta o ya decidida… a abortar.

            "Llamé al 133 de Carabineros y les dije que mis padres me querían echar de la casa. Yo iba a abortar. Me aconsejaron que llamara a una institución que trata la violencia intrafamiliar y ahí, a su vez, me dieron el teléfono de Fundación Chile Unido. Aquí me hablaron de mi guagua, me convencieron de tenerla, me abrieron las puertas de un hogar que tienen en Maipú donde viví hasta el parto, me llamaron día a día y ésta es Sofía Isidora que ya tiene dos meses", relata Angélica mientras mira embelesada a la hija que casi no tuvo.

            "Este es Cristóbal. Nació el l de noviembre", nos muestra orgullosa otra madre. "Y ésta es Pascale", nos presenta otra. "Y éstos son los mellizos…".

            Qué alegría auténtica se vivía en esa fiesta. Sin embargo yo sentí de pronto que me rebelaba. Me dio indignación contra quienes con transversal desfachatez defienden y/o entregan dispositivos intrauterinos y píldoras llamadas de emergencia, y en pleno siglo XXI se atreven a ponerle al aborto el apellido "terapéutico" (¡como si existieran los abortos terapéuticos!). Y, más aún, declaran a diestra y siniestra lo que todavía los científicos no pueden determinar: dicen tener la convicción de que la píldora del día después no es abortiva.

            Como escribía sobre el tema el columnista de "La Segunda" Gonzalo Vial, fallecido recientemente, la antigua regla de "en la duda abstente (…) no significa, como con sorpresa escuché decir por televisión a un politólogo, en días pasados: 'En la duda, haz lo que quieras', sino precisamente lo contrario; 'Si dudas de la permisibilidad ética de un acto, no lo hagas'". Hasta ahí Gonzalo.

            Pienso que si se invirtieran los presupuestos y esfuerzos destinados a repartir píldoras del día después en iniciativas como éstas, Chile ---un país deprimido demográficamente--- podría recibir a más Sofías Isidoras, a más Cristóbales, a más Pascales, y de paso las políticas públicas les enseñarían a los jóvenes que hay demasiadas diferencias entre el hombre, dueño de su voluntad, y el animalito, dueño de sus instintos.

            En esta fundación no hay medios, pero bastan las líneas telefónicas. Teruca y muchas como ella, que trabajan casi anónimamente, pierden ---ganan--- horas al teléfono cada semana. Es el 800-572800 y ahí están para comprender, para animar, para apoyar, para explicar el valor de una vida humana y de un hijo que está por nacer.

            "Al abortar, parte de ti también se muere", proclama la Fundación en su programa "Acoge una vida". Y a través del teléfono algunas de las preguntas que se plantean son: "¿Estás embarazada y no sabes qué hacer? ¿Tienes miedo de contarles a tus padres de tu embarazo? ¿Piensas en el aborto? ¿Estás embarazada y necesitas que te escuchen? ¿Necesitas médico o psicólogo? ¿Te sientes deprimida por haber sufrido un aborto?".

            El fono ayuda sigue a las madres hasta doce meses después del parto.

Hay estadísticas pero no las anoté. Que cuántos niños han nacido este año. Que cuántos desde que se creó la fundación. ¿Para qué sirven estas estadísticas cuando una sola vida ya vale los esfuerzos que se propusieron quienes la crearon… que tampoco sé quienes son?
           
Estos niños nacidos han podido ganarle la partida hasta a esos seudo científicos y seudo profesionales y seudo funcionarios que etiquetan esas nuevas vidas humanan como pre-embriones, y luego hacen gárgaras con los derechos del niño y de la niña (así parece que hay que decir ahora).

Por todo esto, Feliz Navidad.

Lillian Calm
Temas.cl

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