Por: María del Carmen Antoja
Ya estamos a las puertas del Congreso Pro-Vida que se celebra éste fin de semana en la ciudad de Zaragoza, el sábado por la noche un reguero de velas encendidas por cada niño asesinado en el seno materno, iluminarán la ciudad del Ebro. Las llamas serán la voz de los que no han dejado nacer, niños que no han visto la luz por culpa del egoísmo de una sociedad que no los ha querido, las velas encendidas llamarán la atención del mundo sobre el drama del mal llamado "aborto", millones de seres humanos indefensos a los que se aplica la más cruel de las penas de muerte, se mata a inocentes que no saben de delitos, que sufren en el interior de su madre la crueldad de no ser queridos. ¿Es posible que no conmueva el corazón de muchas personas ver cómo se mata a un pequeño que lo único que quiere, es nacer? Las leyes no pueden defender a los criminales, no se penaliza su crimen, es la injusticia más flagrante que vive ésta humanidad, el derecho a vivir es el primero de los derechos, todas las convenciones sobre los derechos humanos quedan conculcadas si no se respeta en el mundo el derecho a la vida, pueden ir surgiendo en el mundo organizaciones que se dicen humanitarias, pueden crearse organismos en defensa de los débiles, pueden hacer todo lo que quieran para engañar a sus conciencias, pero la realidad es que si no respetan la vida, todo lo que se haga por los vivos, sobra. Este Congreso será una luz que ilumine a las naciones, esperemos que la vean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario