Echándose el "hominicida" uno mismo
Sí, pero con otro modelo social, el progresismo socialista es anti-vida y, por tanto, anti-humano y anti-humanidad.
Una sociedad abortista se hace hostil a la vida. Con el tiempo, gobernará la opresión y la injusticia en todos los ambientes. Es como una dolencia contagiosa que corrompe. En cada aborto existen dos atormentados; el chiquillo y la madre, son dañados ya que quién ejecuta una vileza, padece un quebranto mayor que aquél que la padece; se devasta por dentro y se menosprecia. Estamos en una humanidad con millones de atormentados; con mortales cuchilladas en lo más recóndito de su ser. El psiquiatra estadounidense Wilke suele afirmar que: "Es más fácil sacar al niño del útero de su madre, que de su pensamiento". El aborto es una verdadera esclavitud que origina mucha amargura tanto física, psíquica, anímica como espiritual. La Deidad continuamente admite nuestra contrición y nos empuja a mudar de vida. Su indulgencia produce una honda conversión en nosotros; nos rescata de la ofuscación interior y cura las llagas. Urge implantar una nueva "cultura de la vida", garantizar un nuevo modo de vivir, dando un argumento seductor de la hermosura de la fe.
GABRIEL ROSELLÓ
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