martes, 17 de febrero de 2009

CONGRESO: NUEVAS FRONTERAS GENETICAS Y PELIGROS DE LA EUGENESIA

 
 
Toda vida humana tiene valor por sí misma. No hay ninguna que no valga ser vivida. Es algo irrepetible y no puede el Estado ni la Ciencia jugar con la vida sino ponerse al servicio de ella.


 
CIUDAD DEL VATICANO, 17 FEB 2009 (VIS).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede tuvo lugar la presentación del congreso "Las nuevas fronteras de la genética y el peligro de la eugenesia", promovido por la Pontificia Academia para la Vida con motivo de su XV Asamblea General (Vaticano - Aula Nueva del Sínodo, 20-21 febrero 2009).
 
  Intervinieron en el acto el arzobispo Rino Fisichella, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Ignacio Carrasco de Paula, canciller de ese dicasterio y el profesor Bruno Dallapiccola, docente de Genética Médica en la Universidad "La Sapienza" de Roma.
 
  "Los relatores del Congreso -informó el arzobispo Fisichella- son científicos, procedentes de diversas universidades y abordarán el tema desde varias perspectivas: desde la estrictamente biomédica a la jurídica, desde la reflexión filosófica y teológica a la sociológica".
 
   "Gracias a la gran labor desarrollada en los últimos decenios, sobre todo bajo la dirección de F. Collins, acerca de la Human Genome Data Base -prosiguió- es posible realizar el mapa de millones de genes que permiten conocer diversos tipos de enfermedades y a menudo se ofrece la posibilidad concreta de superar las patologías hereditarias".
 
  "La finalidad del Congreso es verificar si en el ámbito de experimentación genética hay aspectos que tienden a una acción eugenésica o la llevan a cabo de hecho". Este dato, dijo el prelado, "se expresa en diversos proyectos de orden científico, biológico, médico, social y político, todos ellos más o menos ligados entre sí", que "llevan aparejado un juicio ético sobre todo cuando se pretende sostener que se realiza una acción eugenésica en nombre de una "normalidad" de vida ofrecida a los individuos".
 
  "Esa mentalidad, ciertamente reductiva, pero presente, tiende a considerar que hay personas que tienen menos valor que otras, sea por sus condiciones de vida -como la pobreza o la falta de educación-, o a causa de su condición física -como los discapacitados, los enfermos psíquicos, las personas en el denominado "estado vegetativo", los ancianos con graves patologías".
 
  "No siempre las instancias de la ciencia médica están de acuerdo con el parecer del filósofo o del teólogo", subrayó el presidente de la Pontificia Academia para la Vida. "Si por una parte es frecuente entre algunos la tentación de considerar el cuerpo como materia, por otra, la preocupación de que no se olvide jamás la unidad fundamental de toda persona  (...) es una instancia que no puede marginarse ni callarse".
 
  "Efectivamente la investigación, para aliviar a las personas debe aumentar y progresar -concluyó-, pero al mismo tiempo estamos llamados a hacer crecer y progresar la conciencia ética sin la cual toda conquista sería siempre parcial".
 
  Monseñor Carrasco afirmó en su intervención que "el Proyecto del Genoma Humano es uno de los grandes logros de estos inicios del nuevo milenio. (...) Si para la medicina y no solo para ella, el conocimiento del genoma humano es absolutamente esencial, también es muy importante identificar las consecuencias éticas, legales y sociales".
 
  Refiriéndose a la eugenesia, el canciller de la Academia para la Vida dijo que "representa el principal uso discriminatorio de los descubrimientos de las ciencias genéticas. Este es el punto que el Congreso se propone examinar. Obviamente, el objetivo principal es llamar la atención de todos sobre los notables beneficios que se pueden obtener de la investigación genética, si tanto el compromiso de los investigadores como las inversiones públicas y privadas se dirigen a ella, superando la tentación de los aparentes atajos propuestos por la eugenesia".
 
  El profesor Dallapiccola señaló que "la difusión de los análisis del genoma está destinada no solo a una estrecha dependencia de las personas de la medicina, sino también a transformar la figura del médico. (...) La era post-genoma corre el riesgo de producir una ulterior involución de la figura del médico, destinado, quizá, a ser una persona que interpreta los datos sofisticados de algún instrumento de elevada tecnología".
 
  "Hay que ser críticos -concluyó- tanto en relación con los "reduccionistas", que piensan que la secuencia del genoma humano es suficiente para aclarar el sentido de la vida humana, como con los "deterministas", que creen lograr predecir, solo a través de la lectura del DNA, el destino biológico de una persona".

OP/CONGRESO GENETICA:EUGENESIA/FISICHELLA
VIS 090217 (700)
 
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