Dice Ignacio Aréchaga que hay un corredor de la muerte en "El País". Se han erigido en profetas de la libertad en el triste asunto del asesinato asistido y van buscando a todos los desesperados del mundo para ofrecerles un momento de gloria en sus páginas de papel. Se convierten en volatil noticia al dejar su volatil vida desesperanzada.
La última Inmaculada Echevarría, cuidad por una religiosas y luego por un Hospital católico desde los 29 años hasta los 51. Para la cruzada de la muerte que nos vende "El País" las crueles instituciones religiosas no quieren acabar con su vida, cuando esas crueles instituciones han mantenido esa vida con comprensión y afecto, y respeto a sus creencias durante tantos años. Pero el retirar su respirador ha tenido que hacerse desde la laicidad. Es mejor laicidad para la muerte y deseperación, y religiosidad para la vida y la esperanza.
Nuestro progresista medio de comunicación ya tiene un triste plantel de personas que han dejado su existencia sin que se haya preocupado lo más mínimo en buscarles razones para vivir, para amar la vida, para resolver sus problemas como otros innumerables enfermos con esos mismos males. Yo conozco unos cuantos que viven cada día con ilusión, que piensan más en lo que pueden hacer que en lo que ya no pueden hacer.
Los médicos tienen mucho que decir sobre los medios para ayudar a vivir, para sacar a las personas de la depresión. Y esas instituciones religosas además pueden alimentar la esperanza, la comprensión del sentido del dolor y convertir a la alegría a los enfermos incurables.
Mientras vivas tienes algo que aportar a la sociedad. Tu contributo termina cuendo te vas. A los progres de "El País" no les interesa lo que puedas seguir haciendo, te jubilan en cuanto oigan de tí una queja. No son de fiar, son enterradores de bata blanca.
frid