El intento de reprobación emprendido por el grupo comunista en la Mesa del Congreso, se ha basado en una interpretación desfigurada de lo que realmente afirmó Benedicto XVI, en respuesta a la pregunta que le hizo una periodista durante el vuelo de Roma a Camerún, relacionada con la postura de la Iglesia a propósito de la propagación del Sida en el continente africano. Se ha dado así por cierta la síntesis divulgada por algunos medios de comunicación, notoriamente enemigos de la Iglesia, a saber: que el Papa condenó el uso del preservativo al que achacó, además, la expansión de las infecciones por el temido virus. Resultado: se ha acusado al Papa de ser el principal agente de propagación del Sida...
Aunque los medios católicos han reiterado las palabras textuales del Papa, que poco o nada tienen que ver con lo anterior, quienes están interesados en reprobarlo, desde partidos políticos a las industrias relacionadas con la fabricación de los profilácticos, que gastan ingentes cantidades en publicidad, se han desentendido no ya de las matizadas declaraciones del Papa sino del fondo de la cuestión. Este fondo no es otro que el ya expuesto en diversos congresos científicos: que el látex con el que están fabricados los preservativos no ofrece una seguridad total para prevenir el Sida. Ni siquiera puede garantizar el preservativo una completa seguridad para impedir los embarazos no deseados, pueden fallar has en un 15 %, por defectos de fabricación y otras muchas circunstancias puestas de relieve en los congresos dedicados al tema.
Suso do Madrid
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